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Los beneficios del juego libre

¿Sabéis que hay muchos estudios que vinculan la falta de juego libre y espontáneo con el aumento de las enfermedades mentales infantiles, en concreto con la depresión y la ansiedad?


¿Qué es el juego libre y que diferencia hay con el juego dirigido?


En el juego libre los niños deciden a qué jugar, cómo y con qué quieren hacerlo. El juego libre les proporciona el desarrollo de su creatividad y de la imaginación. Durante este juego, aprenden a asumir riesgos, ponen en práctica la resolución de problemas y además les sirve de estímulo para comenzar a expresarse. Así, empiezan a relacionarse con su entorno y lo que les rodea y practican sus habilidades sociales.


El juego, es el método de aprendizaje por excelencia en la etapa infantil, por eso este tipo de juego resulta fundamental para el desarrollo personal del cerebro del niño.

Sin embargo, el otro es un juego estructurado, que requiere utilizar pocas capacidades cognitivas, no les permite dar rienda suelta a su imaginación porque ya vienen una reglas escritas, que les dicen cómo tienen que jugar y es más un entretenimiento que un aprendizaje en sí.



¿Cuál es el espacio óptimo para que se pueda dar de una manera adecuada el juego libre?


Si salir al aire libre no es posible, ya sea por frío, porque no conocemos ningún lugar donde poder dejarlos con total tranquilidad o por cualquier otro motivo, lo ideal es crear un ambiente tranquilo y seguro en casa, donde sepamos que el niño está fuera de cualquier fuente de peligro. Un lugar preferiblemente donde no exista la posibilidad de distracción con otros juegos dirigidos o de nuevas tecnologías.


Lo que vamos a hacer es establecer un espacio creativo donde los peques puedan crear e inventar sus propios juegos y bajo sus propias normas.


A los niños les encanta jugar en el suelo, así que una buena idea sería poner una gran alfombra para que no pasen frío. Además, podemos poner varias cajas grandes, con utensilios que no utilicemos y que ellos puedan usar para jugar, como por ejemplo: telas, cajitas, botellas, ropas viejas, disfraces ya utilizados, relojes, etc. Cualquier cosa que veamos que pueden usar y que no conlleva ningún riesgo usarla por ellos. Otra de las cajas puede contener utensilios para hacer manualidades, como cuadernos, hojas, pinturas, lápices, plastilina, palos, cuerdas, hojas de los árboles, conchas, piedras grandes que puedan pintar si quieren, y un largo etcétera de objetos que podéis ir añadiendo a vuestras cajas con los que los peques puedan seguir inventando cientos de historias y juegos.


¿Qué podemos hacer los adultos para ayudarles?


Lo único que tenemos que hacer los adultos es no entrometernos, es un espacio para ellos, donde lo único que tienen que hacer es divertirse creando sus juegos y sus normas. Eso sí, podremos jugar con ellos si así nos lo piden, pero siempre siguiendo sus normas.


Dejemos que exploren el mundo, que descubran por ellos mismos lo que son capaces de hacer. No importa si en algún momento se aburren, porque de eso también aprenderán, ya que para salir del aburrimiento, les hará falta poner en marcha su capacidad imaginativa. Aprenderán de la frustración, algo que últimamente se está perdiendo ya que están acostumbrados a jugar todo el tiempo y recibir feedback continuamente.

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